El dolor es una alarma del cerebro. El cerebro está constantemente recibiendo señales de los receptores que tenemos en nuestro cuerpo, al llegar a esa «sede central» la información es comparada con la información almacenada (experiencias previas, información aprendida y escuchada, etc) y decide si da respuesta o no. Si considera que hay un peligro, o posible peligro, decide dar la voz de alarma con el dolor.
Por ejemplo: tocamos una vitrocerámica caliente y los receptores mandan la información de calor elevado en los tejidos=peligro de quemarse por lo que se responde con la alarma de dolor que nos sirve para retirar el dedo y no seguir dañando. En este caso sí estaba el peligro, pero si esto nos pasa una vez (o sabemos que puede pasar o experimentamos que a alguien le ha pasado) guarda la información vitroceramica=posible quemadura y en ocasiones tocamos la vitrocerámica apagada y el dedo lo retiramos automáticamente como respuesta previa, incluso puede aparecer dolor sin haber el estímulo térmico.
Como vemos con este ejemplo puede haber dolor sin peligro, podemos sentir dolor solo porque el cerebro piense que hay tejidos en riesgo de daño. Y también con esto vemos que el dolor es una manera que tiene el cerebro de alarmarnos para actuar ante ese posible peligro.
Conclusión: el dolor es una respuesta del cerebro. Sin cerebro no hay dolor. Esto no quiere decir que nos lo inventemos, el dolor es real, la respuesta del cerebro es real, la estoy sintiendo y sufriendo, lo que puede no ser real es el daño del tejido.